
Es un oso muy pasivo, no es agresivo con los humanos, cuando es molestado se queda quieto y trata de huir lentamente. Pero su estado tranquilo cambia cuando se siente atacado y más si es un perro, de ahí nace el refrán “más bravo que un oso latido por un perro” al cual atrapan con sus largas garras y lo abrazan penetrando su cuerpo dañando sus órganos, hasta que el perro muere.
La única forma de liberar al perro de aquella mortal situación es cortando las muñecas o coyunturas de las manos y patas del oso melero.
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